martes, 6 de julio de 2010
"¡Cállate!", le gritó el policía; luego volteó y le disparó a quemarropa
Los Mina.- De repente, Mario Germán Soto, de 24 años, vio ante sus ojos el cañón de esa
escopeta calibre 12. Estaba esposado en el asiento de atrás del vehículo cuando el agente de policía vestido de civil volteó y le disparó casi pegándole el cañón en el brazo izquierdo.
Las municiones le quebraron el hueso y las municiones le desgarraron, la masa muscular. Los médicos del hospital Dr. Darío Contreras, que tienen fama de "hacer gentes", hicieron su trabajo.
Soto, está vivo para contarlo, y eso fue lo que hizo ante la cámara de Ciudadoriental.com.
Contó con pelos y señales la forma en que dos agentes de policía "que parecían dos atracadores", lo persiguieron hasta dentro de una vivienda, lo apresaron, lo esposaron, lo golpearon y luego, dentro del vehículo policial le dispararon para, finalmente, llevarlo y tirarlo en la sala de emergencias del hospital Dr. Darío Contreras, alegando que se trataba de "un delincuente".
Más de 24 horas después del incidente ningún fiscal adjunto lo ha interrogado; ningún oficial de la Policía le ha preguntado nada.
Lo tienen allá, en la Sala H5 del hospital con un policía "que anda por ahí", pero que desconocería que varios de sus compañeros intentaron asesinar a Mario Germán Soto. No lo hicieron porque donde lo arrestaron todo el mundo vio que no estaba herido, a no ser por los golpes que le propinaron.
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