jueves, 3 de noviembre de 2011

Barbero de Moca se pegó fuego por problemas económicos y de salud

El hombre que en un diabólico suicidio se prendió fuego en una calle de Moca el martes en la tarde y frente a la iglesia Sangrado Corazón de Jesús, identificado como Marino Antonio Vargas de 71 años de edad, era un barbero a domicilio con tres hijos y se quitó la vida, por problemas económicas que lo llevaron a una fuerte depresión sicológica. En las últimas semanas, según las informaciones provenientes de allegados a Vargas, el suicida estaba padeciendo de trastornos mentales. Se dijo que el barbero que hacía su trabajo a domicilio había intentado en varias ocasiones anteriores quitarse la vida, fallando en el propósito.

Murió en una calzada de la calle Sánchez a poca distancia de donde se roció un galón de gasolina y se prendió fuego con fósforos, dijeron testigos del vecindario. Vargas residía en la calle 16 de agosto en la parte baja del municipio. 

Sufría también de un desgaste neurocerebral que lo mantenía desequilibrado y en otras oportunidades, trató de cortarse las venas y bebió tres pasitos, el potente raticida usualmente usado por suicidas en la República Dominicana. Frecuentemente, dijeron conocidos del suicida, perdía la memoria y carecía de lucidez. Empero, aparentaba ser una persona normal y no buscaba problemas, según explicó a un blog de Moca, la señora Margarita Sánchez una de las vecinas de Vargas.

Su cadáver fue identificado en la morgue por su esposa Margarita Agustina Méndez, porque Vargas siempre andaba con dos llaves de la casa. Su hija Primavera Vargas explicó que el cuerpo de su padre quedó completamente irreconocible por las quemaduras en tercer grado que sufrió.

Informes extra oficiales dan cuenta de que compró la gasolina en una estación cercana a su casa y se prendió fuego en su residencia, saliendo a las calles dando gritos. Algunos buenos samaritanos intentaron apagar las llamas en su cuerpo echándole arena y agua, pero el esfuerzo fue infructuoso.

“Quedó totalmente carbonizado, estudiantes del colegio Don Bosco pasaron frente a él cuando agonizaba en la calzada y quedaron horrorizados por la escena”, señaló uno de los tantos transeúntes que también observaron la lenta muerte del barbero.

Parte de la piel quemada de Vargas y espesas manchas de humo negro quedaron como evidencias de la tragedia en la calzada y pared del espacio donde finalmente cayó calcinado. 

En las últimas semanas, los residentes de Moca han sido testigos de numerosos suicidios, asesinatos, atracos a mano armada, tiroteos y otros hechos de sangre que mantienen sobrecogida e insegura la población.

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