viernes, 1 de octubre de 2010
Barra Payán la cuna del sandwich urbano
Con más de 50 años ofreciendo los mismos sándwiches y las mismas batidas, Barra Payán es uno de esos lugares en los que se piensa cuando se quiere disfrutar un emparedado tradicional con un toque criollo.
Y es que este lugar es un clásico capitalino, donde se puede iniciar con buen pie el día o cerrar con broche de oro el mejor de los “bonches” a las 3:00 de la madrugada.
Quien ha salido a bacilar a los bares y discotecas de la Zona Colonial, no le extrañaría ver a un grupo de chicas vestidas elegantemente y tacones en mano, disfrutando de un derretido de queso o un Payán especial y al lado ver un buhonero comiendo lo mismo. Y es que no hay mostrador tan pintoresco como el de la Barra Payán.
Según nos cuenta con orgullo Marcos Frías, hijo de don Juan Frías Payán, propietario de la barra desde que fue abierta el 10 de agosto de 1956, este famoso local ha visto pasar frente a su mostrador varias generaciones. “Aquí a veces se juntan hasta tres generaciones de una misma familia a comer”, comentó.
Pasión por el pan.
Entre las lonjas de pan y las batidas de frutas, no sólo se ha forjado el patrimonio de una familia de diez hijos, que se sienten orgullosamente sandwicheros, sino que de la Barra Payán, cuyo único local está en la calle 30 de Marzo, dependen unos 30 empleados distribuidos en tres horarios. Y es que el local está abierto las 24 horas, y el turno de las noches es el que recibe más clientes.
En este tradicional lugar hay espacio para todo el mundo, por lo que se ha visto pasar por allí a personalidades de todos los ámbitos.
Barra Payán ha trascendido su rol de un negocio familiar para ser parte de la cultura urbana, una marca que no ha sido superada.
Antecedentes
En 1956
Juan Frías Payán, empleado de un lugar llamado La Bombonera, que funcionaba en la calle El Conde, con deseos de trabajar y progresar en el Santo Domingo de aquel entonces, tenía 10 centavos en los bolsillos.
Ese buen día
Caminaba por la avenida 30 de Marzo, cuando descubrió que estaban vendiendo una cafetería de la que era cliente. De inmediato se dirigió al dueño y preguntó el precio: RD$4,000, entró las manos en sus bolsillos y descubrió que solo contaba con diez centavos.
Movió cielo y tierra para conseguir el dinero
Le pidió rebaja al dueño, e hizo malabares para conseguir el dinero.... Lo demás hoy es historia y está contada en el libro “Barra Payán, de 10 centavos a millonario”, escrito por Fernando Reynoso, que se vende en el negocio a de 200 pesos.
La frase
Marcos Frías
La ‘magia’ de este lugar es increíble, aquí entra y sale gente de todo tipo, día por día, porque trabajamos 364 días al año, sólo cerramos el Viernes Santo. Este es un lugar inolvidable por la combinación de precios bajos y sabor sin igual”.
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