El sacerdote narró que el ladrón no tenía signos de persona ofensiva y tras la celebración de la misa el martes en Casa de Emaús, el joven rogó al sacerdote que lo confesara.
“Señores: estoy sin celular. Un prójimo me pidió que lo confesara después de misa y mientras le daba la absolución me sacó el BB del bolsillo y algo de dinero. Por ahora estoy incomunicado telefónicamente”, dijo el párroco.
Expresó que “el tipo” se veía muy devoto y arrepentido, que le dio un abrazo al despedirse y al parecer ahí le robó.
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