Santo Domingo
La 30 de Marzo es electrónica; la Arzobispo Meriño, imprentas; la Marcos Ruíz (antigua 20) repuestos de carro. Hace tiempo que en la Capital varias calles se han especializado en un tipo de negocio y con su integración han formando una especie de mini “clústeres” ventajoso en varios sentidos.
El beneficio es tanto para consumidores como comerciantes.
Primero porque el cliente tiene más oferta concentrada en un sólo lugar, así ahorra tiempo, combustible y dinero; lo otro es que los establecimientos tienen la fuerza publicitaria que viene con la referencia de los años, es decir, le llega más compradores porque ya se conoce que en ese lugar se puede encontrar “tal pieza”.
Un recorrido por las tres vías describe su realidad actual.
Una situación que el gobierno no toma en cuenta y que atañe además a las calles Duarte con Mella, la Moca y la San Martín con Juan Erazo. Sinónimos de tiendas, llantas y casas de cambio, respectivamente.
La 30 de marzo
Empieza en el Altar de la Patria y termina en la 27 de Febrero. Lleva el nombre de una de las batallas independentistas más importantes que fraguó con sangre la República. La calle 30 de Marzo se caracteriza por integrar comercios de electrónica donde se venden transistores, bocinas y alambres.
También en ella hay tiendas que reparan televisores, radios y otros artículos. En otra diversificación también se ofertan equipos de audio e instrumentos comerciales, especialmente mientras más cerca se está de la avenida 27.
Luís Batista trabaja en una de empresas localizada en la famosa rúa. Es dependiente y considera beneficiosa la integración porque tras el mostrador percibe que a la tienda llegan más clientes que si estuvieran solos en un lugar. Para él la unidad es otra ventaja, porque si sus anaqueles se vacían los distribuidores también están en la zona, asegurando la rapidez.
“Estamos dentro de la ciudad y todo el que va a buscar algo lo busca dentro de ella y se sabe que somos la zona que tiene la mayoría de tiendas electrónicas”, dice, aunque asegura que haber muchas personas en el mismo lugar aumenta la competencia.
La Meriño
Calle Arzobispo Fernando Arturo de Meriño, mejor conocida como “la Meriño”, forma parte de la Zona Colonial y está en sentido Norte- Sur. Lleva el nombre en honor a un prelado católico que tuvo un rol destacado en la sociedad dominicana de finales del siglo XIX al ser presidente de la República, director del seminario y reconocido orador. Hoy la calle es la cuna de las imprentas, que se estima superan el centenar, de la industria gráfica y de las papeleras.
Sin embargo, esta unidad no resulta atractiva para Leidy Turbi que como propietaria de una pequeña impresora de la calle, considera que la competencia puede ser muy desleal. “Es un beneficio en el sentido de la referencia, pero es desigual cuándo la empresa del lado tiene todos los equipos y puede ahorrar costos, vendiendo al final un servicio más barato. Yo que no tengo todos los equipos tengo que pagar más intermediarios y entonces vender mi producto más caro”, señala la dueña del negocio que tiene 12 años operando.
La 20 / Marcos Ruiz
Al crearse las urbanizaciones en vez de nombres se ponían números. Por eso el nombre de La Veinte. Pero el nombre propio de Marcos Ruiz, de acuerdo al libro las Calles de Santo Domingo, es para honrar la memoria de un febrerista que vivía en San Carlos cuando se proclamó la independencia en la Puerta de la Misericordia, y figuró como uno de los que acudió a dar refuerzo a los patriotas. De las arterías es la que más movimiento vehicular tiene, va en sentido Este-Oeste y se encuentra en el populoso sector de Villa Juana.
La calle es sinónimo de repuestos y piezas de carros.
Hay más de 30 negocios de este tipo, cuenta Elvis madera auxiliar en una tienda especializada en vehículos japoneses. Para el empleado que tiene ocho años trabajando en el negocio, estar juntos sube las ventas igual que ayuda al acceso de los suplidores. “El caso es que aquí gana el que mejor servicio brinde”, apunta.
Sin apoyo
Común entre los tres entrevistados es el cuestionamiento de que los gobiernos no han incentivado la integración.
“Al revés lo que nos hacen es ponernos impuestos que dificultan los negocios”, dice Madera. Una afirmación que contradice la tendencia y recomendaciones de agencias internacionales que llaman a incentivar la creación de clústeres o agrupaciones para el crecimiento de un sector. Sin embargo, los comerciantes entienden que unidos pueden más, algo que al final es beneficioso para los consumidores, siempre y cuando incentive la competencia de precios y rompa el monopolio.
UNA CIUDAD DE 104 KM
Según el libro las “Calles de Santo Domingo” en 1977 la Capital tenía 103 kilómetros cuadrados, mientras en 1962 eran 49. Es decir, en casi diez años el tamaño de la ciudad se duplicó, básicamente gracias al término de la dictadura del Rafael Leonidas Trujillo. La Oficina Nacional de Estadísticas indica que la cifra actualmente es de 104 kilómetros cuadrados y el reciente censo instrumentado por la institución detalla que la población del Distrito Nacional es alrededor de 935 mil personas. Son más las mujeres que los hombres en el distrito, superándolos en 35 mil 402. Muchas de las calles llevan sus nombres en honor de figuras que lucharon en las luchas independentistas o en batallas sociales posteriores.
Sin embargo, apunta el libro: “Una de las razones que influyen negativamente en la concepción del sentido pleno de la Patria, estriba en el desconocimiento de los hombres que forjaron una nacionalidad…”.
BUENO O MALO. COMERCIANTES OFRECEN SU VALORACIÓN DE LA INTEGRACIÓN COMERCIAL EN SUS RESPECTIVAS CALLES.
ENFADO
Con un pequeño dejo de enojo, la propietaria de impresos Leidarts, en la calle Meriño, asegura que la integración puede ser dañina cuando no se da en un marco de igualdad, pero cree que la unidad crea una buena referencia publicitaria.
ESCEPTICISMO
“El gobierno en vez de ayudar lo que hace es que no poner impuestos”, dice escépctico Elvis Madera, quien considera que lo que determina el pogreso en un contexto de cada empresa es la calidad con que se ofrezca el servicio.
BUENAVENTURA
Dependiente de una tienda de la famosa rúa, Luís Batista considera beneficiosa la integración porque si sus anaqueles se vacían los distribuidores también están en la zona asegurando la rapidez de la llegada de las mercancías.
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