Un terreno cercado entre la avenida 7 y la calle 4, en la parte occidental de San José, es lo único que queda de lo que alguna vez se conoció como “Tierra Dominicana”, un lugar cuyo nombre es hoy sólo un triste legado con el que la gente suele referirse al barrio más peligroso de la capital costarricense.
En la empinada calle 4 el recelo de la población tiene cinco rostros a esta hora: el de una drogadicta nicaragüense que recoge una colilla que acaba de caer al suelo, el de una prostituta dominicana que sonríe en la puerta de un hotel dudoso, el de un mendigo jamaiquino que murmura algo en un inglés arcano.
Y el de dos policías que miran con sospecha a todos.
En el Barrio Dominicano la mala fama habita en 300 metros cuadrados. Y en el edificio contiguo al terreno, inscrita sobre una pared verde y gastada, la bandera dominicana permanece apenas como un testigo silencioso.
“Hablan sin saber las cosas”, dijo a LISTÍN DIARIO el dominicano Virgilio Sánchez (52 años), en referencia al negocio que él mismo fundó en la década de los noventa y que se fue desprestigiando con el paso de los años.
En ese lugar se encuentra la razón de por qué la comunidad dominicana es tan mal vista por un sector importante de la población costarricense: “Tierra Dominicana” era una disco-terraza (bar donde los clientes también podían bailar) que empezó siendo frecuentada por familias, pero que acabó con prostitutas y por gente de dudosa procedencia entre sus visitantes, hasta que su cuestionada reputación se extendió por los alrededores de lo que actualmente se conoce como Barrio Dominicano.
Por su avanzado deterioro el negocio fue demolido por Salud hace diez años, pero se quedó todo lo malo que tenía.
No hay dominicanos
“Para nosotros fue un logro que lo hayan quitado”, comenta Sánchez, natural de San Cristóbal, quien llegó a San José en 1993 con su esposa Inés Luna, también dominicana. Hoy manejan un negocio de productos de belleza y hasta viven en las afueras de la capital costarricense.
Lo contradictorio es que el barrio es habitado mayoritariamente por colombianos, haitianos, panameños y jamaiquinos, además de nicaragüenses; y no viven aquí ahora más de cincuenta dominicanos de los cerca de 800 registrados en la Embajada Dominicana, aunque se estima que en Costa Rica reside ilegalmente el doble de ese número.
“Me parece que hay algo de xenofobia”, dice Sánchez, para explicar por qué cuando se comete un delito o un crimen por lo general se le vincula a algún dominicano.
Un caso que resume esa situación ocurrió en octubre del 2009, cuando Milena Madriz Muñoz, hija del cónsul de Costa Rica en República Dominicana, Gerardo Madriz Cortés, fue asesinada de un balazo en la cabeza.
La prensa reseñó entonces lo siguiente: “Hasta el momento las autoridades manejan varias versiones, entre éstas un fuego cruzado entre dominicanos y un posible asalto a un cliente bancario que ingresó al banco antes de ser atracado”. Al final se supo que eran jamaiquinos.
“Los dominicanos no son muy buenos acá”, dijo a LISTÍN DIARIO Rocío Carvajal (35 años), una costarricense a quien parece aterrarle el solo hecho de mencionar por su nombre el lugar donde supone habita esta comunidad.
“El Barrio Dominicano es muy, muy peligroso”, agrega Carvajal, guía turística de profesión, quien como el resto de sus coterráneos tiene la impresión de que ha habido un aumento significativo de la delincuencia. Carvajal suele comentar a los visitantes extranjeros que una gran cantidad de familias han adoptado medidas de seguridad adicionales como instalar rejas en sus viviendas.
Según el Latinobarómetro del 2010, un estudio de opinión pública que se aplica en toda la región, Costa Rica es el cuarto país de América Latina donde la delincuencia es considerada el problema más importante.
LISTÍN DIARIO no pudo contactar a las autoridades policiales de Costa Rica para tratar el tema, pero el organismo de Investigación Judicial costarricense indica que la tasa de homicidios en este país pasó en los últimos tres años de siete por cada cien mil habitantes a once.
Sólo 14 presos
En medio están los dominicanos, aunque según datos de la Embajada Dominicana en toda Costa Rica hay sólo 14 encarcelados de esta nacionalidad, uno por falsificación de documentos y por violación, y los otros 13 mayormente por casos de drogas.
“Creo que es un problema de percepción, no de xenofobia”, dijo a LISTÍN DIARIO Adonaida Medina, embajadora dominicana en Costa Rica, transferida ahora a Venezuela.
Medina explicó que en vista de ese problema, la delegación empezó a solicitar a las autoridades costarricenses la certificación de que algún dominicano estuviera envuelto en cualquiera de los casos investigados.
La Embajada Dominicana también lanzó una campaña (enviando cartas aclaratorias, inclusive) para que la prensa de Costa Rica identificara bien la nacionalidad del sospechoso o imputado, antes de publicar que se trata de un dominicano.
Medina agregó que a principios de los noventa sí hubo una gran concentración de dominicanos en el cuestionado barrio, pero aseguró que estos fueron reemplazados por gente de apariencia física muy parecida.
“Se crean estereotipos”, dijo la embajadora.
Entre todos los dominicanos que viven en Costa Rica, muchos ocupan cargos ejecutivos o tienen negocios propios o son estudiantes, pero hay un grueso que trabaja como cualquiera, y otro, que no está registrado y que lo integran básicamente prostitutas que llegan al país por su propia cuenta (Según datos de la embajada, en seis años sólo se registraron siete casos de tráfico de personas para fines de prostitución desde República Dominicana).
Como la de la calle 4, en el Barrio Dominicano (aunque la mayoría se ha establecido en Jacob, una localidad costera a dos horas de San José), que ahora camina entre la pensión donde estaba y un salón de belleza, propiedad de Maribel Luna (38 años), también dominicana.
“Fue un error ponerle ese nombre. No le quisimos hacer daño a nuestro país”, comenta Sánchez, el comerciante de San Cristóbal a cuyo negocio, y sin que él sea el responsable, se le debe de algún modo la mala fama que tienen los dominicanos en San José, la capital de Costa Rica.
0 comentarios:
Publicar un comentario