martes, 31 de mayo de 2011

Cuando el chisme se convierte en enfermedad


“Por ahí me dijeron”, “me contó un pajarito”, “me dijeron que no  lo contara, pero voy a confiar en tí porque sé que tú guardas el secreto”, “si supieras la última”, “qué ha pasado últimamente, ¿alguna novedad?”…Muchas personas van por la vida queriendo llevar registro de todo lo que pasa en la vida personal de quienes comparten su mismo grupo social, ya sea su trabajo, su salón de clases o su conjunto residencial.
 
Pero muchas personas llevan detrás de cada pregunta una intención clara de involucrarse en la vida de los demás, de dar opiniones a terceros de todo lo que les ocurre, tan solo como hoby.

Es sabido que los chismes viajan a gran velocidad y algo que fue tan diminuto y sin trascendencia termina siendo un gran monstruo  que puede llegar a causar mucho daño.

De acuerdo con la sicóloga Olga María Renville, muchas personas consideran que las personas que viven del chisme sufren complejos, otras sencillamente las consideran poco ocupadas y otros lo considerarían como una enfermedad al igual que les sucede a las personas que dicen mentiras y se les conoce como mitómanas.

La experta comenta que las personas chismosas buscan mediante este mecanismo llamar la atención de los demás para  que manifiesten su interés por ellos,  ser  escuchados,  que les presten la atención necesaria sin importar si es emitiendo conceptos falsos o llevando chismes de un lado a otro.

“Es una distorsión de la conducta que se manifiesta a través de un complejo por el cual  la persona  tiene la oportunidad  de  mostrarse  y  convertirse  en una persona  importante, porque lleva y trae rumores, sobre todo, cuando la buscan para preguntarle cosas o sencillamente  se le escucha  activamente.  Igualmente, si la persona tiene  complejo  de  autoestima y  tiempo  libre, pues  se siente  con la  oportunidad  de  mostrarse y resaltar  su ego”, dijo Renville.

Renville explicó que el chisme se puede considerar una patología cuando se convierte en un hábito, en una forma de vida y cuando se utiliza para introducirse en los grupos. “Cuando el chisme llega a tal grado se requiere de ayuda sicológica, porque es una situación que se escapa del control del individuo.

Estudios
De acuerdo  con un estudio publicado en la revista Science, las personas están programadas para integrar información negativa de una forma más eficiente que aquella que es positiva o neutra y que la función social de los chismes se remonta  a nuestros ancestros. Según el estudio, desde tiempos antiguos los humanos  para establecer y mantener relaciones, lo hacían a través del intercambio de jugosas habladurías y chismes.

El chisme  permite a los individuos ir más allá del entablar interacción de persona a persona y también sirven para estimar el valor de gente que nunca hemos conocido, aseguró la investigación.

Lo que no se debe hacer
Escuchar  rumores o mensajes  sin fundamento  es  arriesgarse  a  seguir  el hilo de la persona chismosa y,  de paso,  adentrarse en un ambiente de controversia  y/o conflicto con  otras personas; por ello  se  recomienda  evitar  escuchar  “chismes”, y contestar  de manera objetiva manifestando  que no existe  interés en  conocer detalles de los rumores.

La persona  que tiene la costumbre  de chismear, seguramente escogerá otra persona  que sea  más  receptiva  a su propósito.

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