Se le acusa de lavar dinero de Julián Muñoz, ex alcalde de Marbella y uno de los principales implicados del caso de corrupción Malaya. Muñoz era su pareja y "mi segundo amor", como subraya la cantante.
Isabel tiene que pagar US$5 millones para evitar el calabozo, pero está endeudada. Por eso canta. Sus conciertos se multiplican por teatros y casinos.
"Perdona si te hago llorar, perdona si te hago sufrir. Pero es que no esta en mis manos, me he enamorado... Si tú quieres seremos amigos, yo te ayudo a olvidar el pasado", la letra de su éxito Así Fue del mexicano Juan Gabriel parece ser la antesala de lo que sería el futuro de Isabel después de la muerte del torero.
Pantoja enmudeció durante un año hasta que ofreció un concierto ante la reina Sofía. España y Latinoamérica lloraron con ella la pérdida de su amor mientras aumentaban las ventas de sus discos.
La cantante se reinventó en su Sevilla natal acompañada de su hijo Kiko, fruto de su matrimonio con Paquirri, y de Chabelita, una niña peruana que adoptó.
La novia del alcalde corrupto
Su vida sentimental siempre fue una incógnita hasta que hace unos años apareció Muñoz.
"Me he enamorado dos veces en la vida: de Paquirri y de Julián", decía una radiante y sonriente Isabel a los medios que transmitían su romance y que terminarían por asfixiarla en los programas de prensa rosa donde comenzaba a desmenuzarse uno de los escándalos de corrupción más conocidos de España.
En 2007, el mismo año en que la cantante recibía 40 discos de platino por toda su carrera discográfica, la policía llegaba a su lujoso chalet de Marbella con una orden de captura.
Su novio, ex alcalde de la ciudad, ya llevaba casi un año en prisión acusado de malversación de fondos públicos y prevaricación urbanística.
La cantante pasó una noche en el calabozo.
La Fiscalía Anticorrupción ha vuelto a hablar y esta vez le pide US$5 millones y tres años y medio de prisión.
"María Isabel Pantoja sabía de la procedencia ilícita del dinero y, pese a ello, se prestó para el ocultamiento de los bienes adquiridos ilícitamente", señala el fiscal. El chalet Mi gitana, residencia de Pantoja, Muñoz lo habría conseguido con fondos públicos.
Traje de luces en una tarde áspera
"Está que no para y canta hasta con un pie herido para no suspender ni uno de los conciertos", señalan en su entorno. Hace poco la artista sufrió un traspié y por eso se hace acompañar de un grupo de bailarines que la llevan cargada.
Su vida siempre estuvo en los escenarios, desde Triana, el colorido barrio gitano de Sevilla, de flamenco y palmas encendidas donde creció rodeada de una familia de músicos como su primo Chiquetete.
Estaba decidida a ser artista. Bailó antes de cantar, al ritmo de las palmas, abandonando el colegio a los 14 años, colándose en las ferias de toros para conocer a los toreros envueltos en trajes de luces.
Así conoció a Paquirri, el torero que tenía fama de guapo y de valiente incluso el día de su muerte. "La cornada es fuerte. Abra usted todo lo que tenga que abrir. Y, tranquilo, doctor", le diría a su médico.
Ese día, el 26 de septiembre de 1984 ella no estuvo en la plaza de toros de Pozoblanco cuando el toro Avispado le arrebató a su marido. Habían discutido. No sabían que después de esa tarde áspera, su historia de amor quedaría fundida en la memoria de varias generaciones.
"Ese barco velero cargado de sueños cruzó la bahía, me dejó aquella tarde agitando el pañuelo, sentada en la orilla", entonaba la cantante el tema Marinero de Luces en un reciente concierto en Benidorm repleto de público.
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