martes, 23 de noviembre de 2010
Árbitro De Jesús Ferrer enfocado en llegar a GL
Quizá la frustración de no cuajar como pelotero llevó a Ramón de Jesús Ferrer a escoger la profesión de árbitro de béisbol como su modo de vida.
Ha tenido la suerte de emprender una carrera de la que se ha enamorado tanto que no mira otra cosa que no sea estar en un estadio todo el año.
Consciente de que necesita mucha equidad y determinación para abrazar la carrera de árbitro, De Jesús Ferrer está pensando hacer historia y convertirse en el primer dominicano en actuar en las Grandes Ligas como árbitro.
“He abrazado el arbitraje como parte de mi vida y la meta es llegar a trabajar en Grandes Ligas y establecerme allí”, comenta De Jesús Ferrer, oriundo de la Comunidad de El Cacique de Monte Plata.
Cree que puede lograr esa hazaña en cinco o seis años. “Espero llegar como también han podido llegar jóvenes talentos del béisbol durante años”, dijo y señala que está trabajando para conseguir ese objetivo. “Es el mismo sistema de los jugadores”, apunta De Jesús Ferrer, al referirse al método de desarrollo de jugadores de las diferentes organizaciones del béisbol organizado.
No importa la calidad. Ya sea como titular o como sustituto, De Jesús Ferrer se ha planteado llegar a laborar en las Grandes Ligas.
De Jesús Ferrer, quien trabaja en el béisbol invernal dominicano dice que “día a día trabajo duro, leyendo y repasando las reglas para tener la experiencia”. “Tener experiencia es lo principal y eso se gana trabajando duro, con mucha dedicación”, agrega el árbitro dominicano de apenas 27 años de edad.
De Jesús Ferrer, quien se inició como receptor “porque nadie quería jugar esa posición”, sólo llegó apenas a pequeñas ligas, por lo que optó por dedicarse a arbitrar en su natal Monte Plata. De ahí vino a Santo Domingo a trabajar en el Círculo Deportivo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
“Escogí ser árbitro porque me gustó y lo vivo. No me importaron los vendavales que pasé en la vida, que fueron muchos”, sostuvo De Jesús Ferrer quien recuerda que tuvo que trabajar cobrando “dietas de entre 30 y 50 pesos”. “Gracias a Dios que hemos superado eso”, dijo.
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