jueves, 2 de septiembre de 2010

Producción de cacao beneficia comunidad

Puerto Plata
Antes de crear la micro empresa que hoy las ayuda a sobrevivir, 30 mujeres del municipio de Altamira pasaban el tiempo preocupadas pensando en su situación económica y en cómo mantendrían a sus familias.

Su dolor de cabeza ha mejorado un poco y aunque la situación no es idílica, al menos tienen una pequeña esperanza que viene de la mano con los pocos, pero motivadores, beneficios que le han reportado el negocio de hacer y vender golosinas de cacao.

El programa empezó en 2008 cuando a través del Proyecto de Diversificación Económica Rural, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), facilitó alrededor de RD$9 millones y se creó el proyecto Chocolate de la Cuenca del Caribe (Chocal), el cual fue ejecutado por la Fundación de Desarrollo Loma y Salud (Fundelosa).

Organización Por más de dos años las participantes fueron capacitadas en el manejo del negocio, el mercadeo y la producción.

También recibieron apoyo en la infraestructura y así pudieron cambiar el equipo para tostar cacao que tenían -que realmente no era un tostador, sino un viejo horno de pizza, que tardaba más de una hora en tostar –por un horno real que sólo dura entre 20 y 25 minutos para procesar.

“También se les enseñó a detectar segmentos de mercado. De manera, que la chocolatera podrá impulsar acciones de agro eco turismo que beneficiará a la comunidad”, afirmó Luís González, encargado de la Política Económica de la agencia, durante el acto de inauguración el viernes pasado.
Aunque cuentan con un taller donde producen y venden los productos, no todas trabajan en el mismo horario.

Unas cubren el turno de la mañana, de ocho a doce; y otras de dos a cinco de la tarde. “Tampoco todas trabajan siempre. Sólo cuando la demanda es alta se integran las 30”, detalla Noemí Soto, encargada de producción.

Ventas y ganancias En la parte derecha del frente del taller hay una pequeña tiendencita donde se venden los dulces y productos que hacen las mujeres.

La variedad incluye dulces de caco puro, cubiertos de harina, duros y suaves. También se venden licores hechos de frutas que antes eran echadas al ganado, pero ahora son destiladas y envasadas.
Consultado con los dependientes los precios van desde los RD$ 125 que cuesta la botella de vino de mango; RD$25 la bola de cacao; la luneta, RD$15; el gofio RD$25 y los chocolatines RD$5.

Mensualidad Las ventas mensuales ascienden a RD$50 mil. El 50% de los ingresos se distribuye equitativamente entre las trabajadoras y la mitad restante va la infraestructura y obras sociales para la comunidad.

Pese al avance que significa para la comunidad el programa, el reto real recién empieza.




De acuerdo a Luís González de la USAID, ya recibieron capacitacaión en mercado y la administración. Sin embargo, la prueba real recién empieza con la puesta en ejecución del proyecto.


LAS VENTAS AUMENTAN DURANTE EL INVIERNO
CALOR, EL ENEMIGO

Entre los munícipes de Altamira hay una máxima interesante: “el calor es enemigo del chocolate”.
La frase es casi un patrón de negocio con el que se sencillamente las chocotaleras recuerdan que deben mantener bien refrigerados los productos.

La idea también se aplica a la compra. De acuerdo a sus registros, las ventas aumentan hasta RD$20 en la temporada de frío, principalmente en los meses de noviembre a enero.

“La bola de cacao es lo que más se vende asimismo los vinos, en sus variedades de cacao, cereza y guineo”, explica Josy Esther de la Rosa, encargada de contabilidad.

La cartera de clientes hasta el momento responde casi en su mayoría a puertoplateños, pero según explica de la Rosa esperan que la colocación en 300 puntos de ventas rinda su fruto en un corto plazo.
La apuesta descansa además en las ferias en las que las delegadas participan y en las que promocionan los productos hechos de cacao orgánico.

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