lunes, 14 de febrero de 2011

Los efectos del amor

Santo Domingo
Un intercambio de miradas, un roce o un apretón de manos es suficiente para desencadenar la atracción, sensación que se convierte en el gatillo que detona el enamoramiento. Todo el mundo lo ha sentido: “Te da una intranquilidad, falta de apetito, esa sonrisa que no se te borra de la cara y, por supuesto, las mariposas en el estómago te anuncia que estás queriendo a alguien de una manera especial”, dice Marcia, de 22 años. Y es que, en los primeros estadíos, hay más de físico que de espiritual en el amor. 

Por años científicos de todo el mundo han ido tras la pista de Cupido y de los cambios que sus flechazos provocan en el ser humano. Nadie lo vive igual, pero hay efectos comunes que se producen cuando una persona comienza a gustar de otra. La psicóloga Evelyne Santos Cucurullo puntualiza que los esfuerzos de la ciencia en este sentido tienen sólo 13 años, pero los hallazgos han sido significativos. 

Estudio del amor
Los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz, del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York, postularon la teoría que asocia al sentimiento del amor con la feniletilamina, “un neurotransmisor que se desencadena con la atracción por otra persona y que se ha comprobado está presente en productos como el chocolate y el queso”, indica Santos Cucurullo. Así se comprueba que regalar chocolates un día como hoy exacerba todavía más las pasiones. 

El amor no es un sentimiento meramente abstracto, no se resigna a la etiqueta de sublime o divino: es muy humano, muy físico. Las sensaciones y modificaciones fisiológicas que se experimentan cuando ocurre el enamoramiento (vigilia, excitación, taquicardia, enrojecimiento e insomnio) tienen su origen en la liberación de feniletilamina, sustancia que además es un precursor de la dopamina que es la substancia responsable de las sensaciones del amor romántico, según la teoría de Helen Fisher.

“Cuando alguien se enamora en su cerebro hay un desbordamiento, la persona suda, tiene un nudo en la garganta, siente algo en el estómago, pierde el apetito y el sueño, hay personas que se sienten ansiosas, nerviosas o intranquilas”, dice la psicóloga, pero quizás la sensación más perceptible es la euforia, debido a que la feniletilamina y la dopamina actúan como narcóticos.  

El amor va de lo concreto a lo sublime
Después de la atracción inicial llega el momento del coqueteo, del mutuo cortejo, de la conquista. Para la psicóloga y sexóloga Ana Simó, del Centro Vida y Familia, cortejar no es más que una serie de permisos que se piden para llegar posteriormente a una relación amorosa, sea esta seria o no. Las señales son infinitas. 

Los hombres, para captar la atención de una chica se estiran, se paran derechos y suelen exagerar los movimientos corporales. Las mujeres muestran interés con gestos muy femeninos como caminar moviendo más sus caderas, levantar la ceja, arreglarse el pelo, ruborizarse, mirar con timidez. Una vez hay contacto visual, no se puede ignorar ese “objeto del deseo”.
En el aspecto del coqueteo, todos son distintos, y hay una significativa diferencia marcada por el sexo. Mientras un hombre puede ser esencialmente visual, la mujer necesita fantasía o buena conversación. 

Lo importante de este momento previo, es que puede dar la pauta en torno a si se continúa hacia una relación más seria, o si todo queda como una experiencia “light”.

De atracción a amor
La psicóloga y terapeuta Evelyne Santos Cucurullo explica que darse el tiempo necesario para elegir pareja es importante. “En nuestra cultura se promueve mucho que la gente se case y tenga hijos joven, pero no funciona igual para todos, algunos necesitan más tiempo, quieren conocer y decidir, por eso debemos educarnos en las relaciones afectivas, que comienzan en la infancia”, dice.
El sexólogo John Money planteó la teoría que a partir de los cinco años de edad la persona hace un mapa del tipo de pareja que quiere en la vida, de manera inconsciente. 

Esto pone en duda el cliché de que existe o no la “media naranja”, el “alma gemela” o “la otra mitad”, la persona perfecta que está destinada a compartir la vida con cada uno o cada una. No se trata de encontrar complementos o suplir carencias, sino de compartir un camino.

Paso a paso
Para encontrar la pareja adecuada no es suficiente sentirse muy enamorado, ver por sus ojos, sentir que se es capaz de morir por esa persona. No olvide que la feniletilamina inunda el cerebro y obnubila. Para conseguir el éxito hay que vivir cada etapa de la relación. Primero está la atracción “que puede ser física o emocional”, dice Santos Cucurullo. Luego llega la incertidumbre, donde se empieza a dudar y a valorar si hay un futuro juntos. 

“Después viene la exclusividad, que es donde te das cuenta de que esa persona es la que quieres”, indica la psicóloga, aunque detalla que puede ocurrir el desengaño. Más tarde sobreviene el ansiado compromiso, que deriva en muchos casos en la formalidad del matrimonio. Cada parte del proceso toma tiempo, y amerita de madurez y seguridad para poder ser honestos. No todo es color rosa o un cuento de hadas, sino muy al contrario, vivir en pareja es un reto constante. 

Mantenerla
Si se llega a nivel de compromiso, quiere decir que se ha superado ese fuego pasional del inicio de la relación y que se establecen otros vínculos. La entrega, la fidelidad y una alegría más madura llegan en esta etapa, pero no significa que haya que descuidarse. “La vida en pareja implica ver al otro como un espejo, que lo que se dé sea recíproco, de lo contrario habrá depresión, tristeza y sufrimiento: un vacío emocional”, comenta Santos Cucurullo. 

La especialista cita a Walter Risso en su libro “No morir de amor”, quien ofrece dos consejos para una relación de pareja exitosa. Primero hay que ser ser sutil y cuidadoso, es decir, no burlarse de los defectos y debilidades del otro. Sume a esto el no actuar con indiferencia, pues cuando hay un comportamiento distante hay abandono emocional “y esa es una forma de violencia”, dice la psicóloga. 

LOS BENEFICIOS DEL BESITO MATUTINO
Más que solo cariño:
Un estudio realizado en Alemania reveló las bondades del muchas veces ignorado beso matutino. “Se comprobó que un 30 por ciento de las personas acostumbradas a besar a su pareja en las mañanas ganan más dinero, sufren menos accidentes de tránsito, y están más positivas y productivas, además las relaciones fueron más duraderas”, dice Santos Cucurullo. Ese simple saludo es el mejor indicador de una relación sana.

Los tipos de amor
Eros:
amor pasional, se nota en las primeras etapas del noviazgo. Filia: amor amistoso, el empático, que permite ponerse en lugar del otro. Ágape: amor que da, pero no como un sacrificio, sin esfuerzo, porque es recíproco.

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