Uno de los parámetros más usados para determinar si un adulto se encuentra en un rango de peso saludable es el índice de masa corporal o IMC, que se expresa en kilogramos sobre metros cuadrados. Se determina, entonces, dividiendo el peso de una persona en kilogramos entre el cuadrado de su altura expresada en metros.
“El IMC tiene un rango de menor a mayor dentro del cual se considera que una persona está en normopeso, o sea, en un peso adecuado para su estatura”, señala Yleana Muñoz, nutrióloga del Body Shop Athletic Club.
Ese rango va de 18.5 a 24.9 kilogramos por metro cuadrado.
Una persona que supere el límite superior estaría en sobrepeso y quien quede por debajo del inferior tendría infrapeso.
Hasta aquí todo parece perfecto, pero la verdad es que el IMC no puede asumirse de forma rígida ni tomarse por sí solo como una prueba de lo bien o mal que anda la salud de un individuo.
“El IMC tiene la inconveniencia de que no toma en cuenta a expensas de qué es el peso”, advierte Muñoz.
“Es el peso bruto”.
Un atleta puede poseer un IMC superior al que se considera normal para su estatura, sexo y edad, y esto deberse a su masa muscular, no a la acumulación de tejido graso.
Por razones similares el peso idóneo del hombre y la mujer difieren (el ideal para ellas es 21.5 kg/m2 y para ellos, 23): los varones tienen el tejido muscular más desarrollado, aparte de que sus huesos pesan más.
El cálculo también habrá de corregirse en casos de personas mayores que bajan de peso por la pérdida de densidad ósea, y de pacientes con edema, hinchazón provocada por la retención de líquidos.
Por eso, de acuerdo con Muñoz, la evaluación debe hacerse de manera personalizada y tomar en cuenta no sólo el peso y la estatura de la persona, sino también su composición corporal, su historia clínica y su nivel de actividad física.
Un médico –nutriólogo, nutricionista o endocrinólogo– indicará estudios especializados y lo referirá, de ser necesario, a otro profesional para tratar condiciones de salud específicas.
Ahora bien, “si (el paciente) es sedentario es probable que el índice se apegue más a la realidad” y permita inferir algún desequilibrio entre las calorías que se ingieren y las que se queman, afirma la especialista.
Entonces, una persona que no haga ningún tipo de actividad física y que, al calcular su IMC, caiga en la clasificación de sobrepeso, debe pensar en hacer ajustes en su estilo de vida a fin de evitar riesgos para su salud. Y aun en ese caso debe ser cuidadosa.
Estar un punto por encima del rango de peso idóneo no siempre dispara la alarma; hay que tomar en cuenta otros indicadores de gran importancia.
Otras mediciones
Como dice la nutrióloga del Body Shop Athletic Club, existen diferentes métodos para estudiar la composición corporal de un individuo.
La medida de la muñeca en relación con la estatura indica si el sujeto en cuestión tiene una estructura corporal grande, mediana o pequeña.
En tanto que las medidas antropométricas observan, entre otros detalles, el grosor de los pliegues subcutáneos para tener una idea de cuál es el por ciento de grasa corporal del paciente.
Entre los procedimientos más sofisticados se encuentran las radiografías y las balanzas que analizan la composición corporal. Aunque Muñoz aclara: “Estos métodos, unos más que otros, tienen su margen de error”.
El encanto del IMC radica precisamente en que, para calcularlo, no se necesitan instrumentos sofisticados.
Con una balanza, una cinta métrica y una calculadora es posible tener una noción de cómo anda el estado nutricional de una persona.
Una cinta métrica será suficiente, asimismo, para determinar el índice cinturacadera, vital hoy día, pues se considera la medida de la cintura –específicamente la grasa visceral– como uno de los factores de riesgo del síndrome metabólico.
Finalmente, Muñoz aclara que mediciones como el IMC han sido concebidas para adultos. Existen otras tablas específicamente diseñadas para evaluar el crecimiento de los menores de edad.
RIESGOS: OBESIDAD Y DESNUTRICIÓN
Hay diversas y poderosas razones para preocuparse por tener un peso normal, entendiendo normal como aquello que se ajusta a la complexión y estilo de vida de la persona.
Yleana Muñoz, nutrióloga del Body Shop Athletic Club, cita algunas. Una persona en sobrepeso u obesa corre riesgo de desarrollar hipertensión, enfermedades de las arterias coronarias, cardiopatías, dislipidemias (colesterol y triglicéridos elevados), ciertos tipos de cáncer (mama, endometrio y vesícula biliar), osteoartritis en las articulaciones más afectadas por el exceso de peso, apnea del sueño, diabetes, ovarios poliquísticos y cálculos biliares.
Del lado contrario se encuentran las personas desnutridas, cuyo peso es muy inferior al ideal.
Estos pacientes reportan deficiencias de macro y micronutrientes, carencias con consecuencias negativas para el desarrollo físico, cerebral e intelectual.
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