lunes, 26 de agosto de 2013

Trabajadoras sexuales ponen en marcha pequeños negocios

Isabel Leticia Leclerc
Santo Domingo
Al menos 66  trabajadoras sexuales ya han sido beneficiadas con préstamos de Banca Solidaria, como parte de un proyecto gubernamental que pretende, a través de esa entidad, que esas mujeres emprendan sus propios negocios y abandonen la prostitución.
Con este proyecto de financiamiento, iniciado el pasado mes de julio,  se busca mejorar su calidad de vida. Algunas de las beneficiarias empezaron a administrar pequeñas empresas, como centro de belleza, venta de ropas de paca o accesorios, entre otros. Estas actividades comerciales que ya están ejecutando se han convertido en un refugio que les resta tiempo para dedicarse al trabajo sexual.
Sin embargo, después de ser trabajadoras sexuales y emprender su propio proyecto de trabajo, dejar esta antigua “profesión” no es una tarea tan fácil, según advierte Fátima Peña, del Movimiento Mujeres Unidas (Modemu) que congrega a las trabajadoras sexuales. “Es un proceso; el trabajo sexual es como una adicción. Después que las chicas están en el trabajo sexual se ponen a comparar, lo que por ejemplo ganan en una casa de familia u otro trabajo, con la labor sexual y determinan que ellas reciben más beneficios monetarios”, sostiene.
Abandonar las calles
Peña, encargada de establecer contacto con Banca Solidaria y las mujeres que han solicitado el crédito, confiesa que la mayoría de las que han decido recibir el aporte económico para tratar de dejar la actividad sexual y dedicarse a atender sus pequeños negocios, aún continúan en el ejercicio.

“Muchas no se han retirado todavía del trabajo sexual, pero esto las va ayudando a tener otra entradita y ser un poquito más responsables, tienen que estar en el negocio, y esto las va alejando del trabajo sexual”, externó.
Peña explica que la situación de las trabajadoras sexuales empeora, pues muchos clientes, en vez de pagar con dinero lo hacen con drogas. “Lo que se convierte en cosas muy negativas para las muchachas”, explica.
Para combatir esta situación, se apegan a la posibilidad de que estas féminas se interesen en buscar una mejor opción de vida. “Las hemos ayudado a hacer esos cursos y  ahora con los créditos de Banca Solidaria”, agregó la dama.
El director del Centro de Orientación Integral (COIN), Santo Rosario, saluda el proyecto de Banca Solidaria, pero entiende que deben invertirse más esfuerzos y que el Estado tiene el reto de crear políticas públicas que integren estas mujeres a la sociedad y les ofrezcan un trabajo digno y seguridad social. 
UN COLECTIVO PARA DAR ASISTENCIA A MUJERES
La gerente regional de Banca Solidaria, Liliana Rodríguez, dice que el programa apoya a las mujeres para que inicien sus negocios y que, por la delicadeza del caso, estas ameritan un trato y atención especial. Rodríguez explica que las mujeres son acogidas en un colectivo que da asistencia a aquellas que quieren emprender actividades comerciales o expandir los negocios que ya operan.

Mediante la alianza con Modemu, se aseguran de que reciban cursos técnicos y capacitación para que apliquen en los créditos, que van desde 2, 500 pesos hasta 50,000, pagando 1% de interés cuando sobrepase los RD$20,000 pesos, y aquellas que trabajen en labores como repostería o confección, solo tendrán que pagar 0.68%, la tasa más baja que tiene el mercado, según dice.
“Ellas por su condición, que no es bien vista por la sociedad, encuentran muchas barreras, pero por medio a esta oportunidad, pueden estar tranquilas con sus hijos. Es triste que se vean en esa necesidad, por eso estamos trabajando con ellas”, manifestó Rodríguez. 
La representante de la entidad bancaria asegura que ya están trabajando en algunos municipios de Haina, como Itabo, Villa Penca y Villa Lisa, pero desean llegar a otros puntos del país como Santiago, Puerto Plata, Boca Chica y otras zonas turísticas.

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