lunes, 15 de marzo de 2010

Reducción de busto que aumenta el bienestar

UNOS SENOS DEMASIADO GRANDES PUEDEN PROVOCAR DOLOR EN LA ESPALDA Y LOS HOMBROS, ASÍ COMO DERMATITIS
Resultados. La cirugía puede tener consecuencias no deseadas como pérdida de sensibilidad, incapacidad para amamantar y cicatrices.

Santo Domingo.- ¡Qué ironía! Mientras unas mujeres sueñan con aumentarse el busto para levantar su autoestima, otras tienen que reducirlo a fin de mejorar su calidad de vida.

Unos senos demasiado grandes pueden provocar dolores en la espalda y los hombros, dermatitis en la zona de contacto entre la piel de la mama y el tórax, y surcos debido a la presión que ejercen los tirantes del sostén. En los casos más graves aparecen desviaciones en la columna.

Y esos son sólo los problemas físicos; también hay efectos psicológicos. La mujer se encoge de hombros para ocultar el busto, usa sostenes apretados que terminan haciéndole más daño y se cohíbe de lucir determinado tipo de ropa o de participar en ciertas actividades como consecuencia de su complejo.

Todos esos factores la conducen a la consulta del cirujano plástico con el objetivo de reducir el tamaño de sus senos. La tendencia, sin embargo, sigue siendo baja comparada con otro tipo de operaciones.

“Los patrones de cirugía han cambiado mucho en nuestro país”, comenta el cirujano plástico Luis Andrés Cordero. “Antiguamente, por cada 10 reducciones se hacía un levantamiento y ahora por cada 10 aumentos se hacen tres reducciones”.

Según él, la reducción del busto se hace casi siempre en jóvenes, pero no se recomienda antes de los 17 años, pues la mujer está en desarrollo y el seno, en crecimiento.

La excepción a esa regla se da cuando aparece una hipertrofia virginal o gigantomastia juvenil, es decir, un crecimiento excesivo y discapacitante de los senos durante la pubertad.

“En esos casos ñdice Corderoñ se podría hacer la operación temprano para evitar mayores problemas físicos y también secuelas psicológicas”.

Evaluación

Para la mamoplastia reductiva se sigue el mismo protocolo que en otras operaciones de índole similar. La entrevista con el médico y las pruebas de laboratorio determinan si la paciente es apta para la intervención.

“Hay casos en los cuales podría no ser necesario llegar a la cirugía”, asegura Cordero, quien agrega que, en ocasiones, a la mujer le basta con bajar de peso para superar el problema. Por eso es tan importante la conversación entre médico y paciente. Durante ésta, se despejan dudas, se evalúan las posibles alternativas y se analizan las ventajas y desventajas de la intervención.

Esta cirugía puede tener consecuencias no deseadas, como pérdida de sensibilidad, incapacidad para amamantar y cicatrices permanentes.

“Eso se discute con la paciente y se pone en la balanza”, expresa el médico.

CICATRICES:

Su apariencia depende de varios factores: la forma en que cicatriza la mujer, la tensión de la piel, las infecciones o reacciones alérgicas y el respeto a los cuidados postoperatorios (guardar reposo, no dormir boca abajo, no levantar los codos por encima de los hombros para no estirar la piel).

“Pero también la cicatriz es un proceso de varios meses -recuerda el cirujano plástico-. Las cicatrices no dejan de mejorar con el paso del tiempo”.

Los escotes se toman en cuenta al hacer las incisiones. Los cortes se realizan de modo que las cicatrices no resulten visibles.

LACTANCIA:

La hipertrofia mamaria puede ser de tres grados.

En las de grado tres o gigantomastias la cirugía causa pérdida de la capacidad de lactar porque, al reubicar el pezón, éste queda sin conexión con el tejido glandular; “pero los grados uno y dos generalmente no pierden la capacidad de amamantar”, asegura Luis Andrés Cordero.

Asimismo, la pérdida de sensibilidad aparece en los casos más graves.

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