El acto de pagar payola es una especie de soborno perpetrado por las casas disqueras a los ‘DJs’ que se encargan de poner la música en los programas de radio para que suenen canciones con el propósito de que se “peguen”; por supuesto, este pago ya ha asumido un sinnúmero de personalidades y, hasta el momento, nadie podía demostrar que una estación de radio estuviese recibiendo payola, no sin que el costo en tiempo y dinero mermara la investigación. No existía una herramienta eficaz, rápida y barata para captar evidencias de este tipo. Hasta ahora.
Ming Ming Chiu es un investigador de la Universidad de Búfalo en Estados Unidos que ha venido a poner en peligro esta práctica ilegal. El doctor en educación y aprendizaje ha desarrollado una barata guía estadística que permitirá a la justicia identificar cuáles estaciones de radio están aceptando payola.
“Cuando el fiscal del distrito de Nueva York presentó una lista de canciones sospechosas de haber conseguido estar en el aire debido a pagos ilegales, yo usé esa lista para desarrollar un sistema estadístico que me permitiera reconocer patrones característicos de este procedimiento ilegal”, explicó Ming. “Por mucho tiempo, los sociólogos han sabido de estos pagos pero no tenían una forma de comprobarlo”.
La contraposición de las canciones que pagan payola con las que no pagan permitió establecer cuadros con patrones distintos para cada actividad. Las canciones que pagan payola establecen pautas desiguales a las que no pagan y el sistema de Ming permite reconocerlas.
Los investigadores explican que la distribución de canciones en la radio se puede dividir en dos tipos: difusión externa y difusión interna. En la primera, un agente fuera del lugar paga la payola para que se escuche más su música, en la segunda, la música se transmite de boca en boca.
“La difusión externa tiene un enorme efecto inicial y luego frena. Cuando muchas estaciones de radio cobran payola, tienden a tocar una canción regularmente durante toda una semana con menos y menos estaciones tocando la canción en las semanas siguientes; sin embargo, cuando es de boca a boca, la regularidad de la canción al aire comienza lenta para luego crecer y crecer hasta nuevamente frenar, lo que se conoce como un patrón tipo S”, explicó el doctor Gabriel Rossman, profesor de sociología de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y autor principal del experimento.
La payola continúa viva
En un mundo digital, cualquiera esperaría que la payola fuese algo ya del pasado pero no es así. “La muerte de la payola es un mito”, explica Rossman, “hemos notado que los escándalos de payola se presentan con precisión cada 15 años: 1959, 1974, 1990 y 2004. Cuando las casas disqueras y los músicos necesitan publicidad para vender sus productos ellos intentan comprarla, por lo tanto, la payola renace en el mundo de la música con caras distintas: en la década de los cincuenta en Estados Unidos se pagaba en regalías, en los setenta se usó la cocaína, en los ochenta era la mafia y, más recientemente, en intercambios y campañas promotoras de la estación”.
La nueva herramienta viene a cambiar la cara del futuro para la payola, a lo mejor no muere, pero tendrá que usar un disfraz distinto para engañar a estas nuevas fórmulas estadísticas.
Un análisis para predecir tendencias
El análisis estadístico nos permite predecir tendencias, un potencial tesoro que muchas compañías intentan poseer y manipular. De hecho, el programa creado por Ming puede medir otro tipo de ideas que son transmitidas a través de la población y distinguir qué tan regularmente usan los consumidores nuevos productos o qué tanto aceptan nuevas ideas.
“Hemos usado curvas de difusión de niveles múltiples, una técnica que puede ser utilizada para estudiar cuando las personas van a usar productos o ideas variadas”, expresó Joeri Mol, profesor de la Universidad de Melbourne en Australia y otro de los autores del estudio. “Algunas de las aplicaciones para las que se podría usar este examen estadístico son para medir las tendencias de los consumidores que compran libros, el estudio de las creencias en la población acerca de ideas competitivas como ideologías y religión, para analizar a los médicos que recetan medicinas nuevas, el uso de anticonceptivos y, además, las conductas de bancos y utilidades públicas”.
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