viernes, 18 de diciembre de 2009

Miguel Batista novelista, poeta, pitcher y humanista

Divide su tiempo entre el béisbol, la lectura y su afición por escribir libros
Invitado. Miguel Batista, al centro, responde preguntas de los periodistas Freddy Tapia y Alex Rodríguez, durante su participación en el Desayuno de El Deporte de LISTÍN DIARIO.
Santo Domingo.- “Dominicano por destino, pelotero por profesión y poeta por pasión”. Así se define Miguel Batista, un caso aparte entre los peloteros.

Este veterano lanzador de 38 años es un beisbolista de excepción. Su base cultural le permite adornar sus conversaciones con citas de obras de Juan Bosch, Joaquín Balaguer, Platón, Pablo Coelho, Edgar Allan Poe, Juan Luis Borges, proverbios del Rey Salomón.

También con discursos de Winston Churchill, John F. Kennedy, Martin Luther King o con el trozo de un diálogo del autor Dan Brown en novela hecha película “El Codigo Da Vinci” (“Una mentira cubierta por muchas verdades es mucho más creíble”).

Como el común de los dominicanos, además del arroz, “El Poeta” no permanece indiferente ante cualquiera de los merengues de Omega. Pero como melómano irreversible, a la hora de sentarse a escuchar música o de ir a un concierto, prefiere a Facundo Cabral, Alberto Cortés, Silvio Rodríguez, cuyo tema “La Canción del Elegido” está en el tope de su lista de favoritas.

También se ha hecho fan de Kenny G, el virtuoso músico norteamericano, por quien ha comprado tres saxofones barítonos que intenta tocar en el poco tiempo libre que le dejan la pelota, su nuevo oficio de escritor de novelas, poesías y la columna de béisbol que desde hace cuatro años tiene en ESPN, donde se enfoca en que la fanaticada conozca al ser humano que hay detrás de los peloteros que entrevista.

Impecable a la hora de vestir, la impresión que deja este atípico dominicano de ojos verdes, cabeza raspada, 6-1 de estatura y 210 libras de peso, es que no parece pelotero.

Profesional del béisbol

Aunque aún disfruta el béisbol, lo asume como una profesión y por eso no le cuesta lanzar como abridor --su rol preferido-- relevista largo, intermedio, preparador de mesa o corto.

“Soy un trabajador como otro cualquiera, igual que el que limpia el estadio cuando se acaba el juego o arregla el terreno”, enfatiza. “Mi trabajo es hacer que la gente se divierta y ayudar al equipo a ganar y para eso firmé un contrato.

La pelota la tomo como lo que es. Es mi trabajo, no mi vida. Para divertirme tengo otras opciones. otras cosas que gracias a Dios me son más satisfactorias”, expresa “Bati” o “Miggy” como le llama la mayoría de compañeros y colegas de este trotamundo del béisbol, quien en su dilatada carrera de 15 en las mayores ha vestido el uniforme de ocho equipos y devengado 45 millones, 130 mil dólares.

Como tiene el ego bajo control, la poca o mucha fama que ha logrado la ha utilizado para conocer un presidente que no mencionó, así como a jueces, investigadores privados y otras personalidades que le han interesado para escribir sus libros “Sentimientos en Blanco y Negro” (2001), “Antes los Ojos de la Ley” (2006) y la que que viene en camino: “ADN 18”. Se trata de tres obras en un período de nueve años, un buen promedio para un lanzador.

El problema está, señala, en que “Steven King ha mal acostumbrado al mundo porque tira un libro cada cuatro meses.

“El Poeta” no olvida la frase que una vez le dijera “El Halcón” Andre Dawson: “La fama es la prostituta que se vende al hombre del momento, aunque no sea un buen hombre”.

Paso al profesionalismo

El día que iba a firmar para pasar al profesionalismo en 1988, su madre le recriminó porque no estaba de acuerdo con que dejara los estudios de Turismo que había iniciado en la Universidad Central del Este. “Yo no estoy buscando trabajo, estoy buscando una carrera”.

Y así ha ocurrido en esta relación que lleva con el deporte que en 1839 inventara Abner Doubleday en un pequeño pueblo de Nueva York llamado Cooperstown, al que le agradece no solo la fortuna, sino el hecho de que apresuró su paso de adolescente a hombre.

“El béisbol me hizo hombre porque yo nunca había durado dos días fuera de la casa y en Estados Unidos tuve que permanecer meses y meses”, reconoce Batista.

Sus conocimientos autodidácticos que tiene sobre derecho le han permitido ejercer como “sindicalista” aquí y en Grandes Ligas.

Locuaz, extrovertido y de buen temperamento, Batista tiene a “La Canción del Elegido”, de Silvio Rodríguez, en el tope de la lista de sus favoritas.

El andamiaje instructivo que levanta lo seguirá utilizando más allá de las líneas de cal porque como señala Pablo Coelho, unos de sus favoritos, “Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar”.

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