miércoles, 16 de diciembre de 2009

Fallece de cáncer el dueño de la Funeraria Blandino

“Te quiero mucho abuelo”, escribió Elían, nieto de Fernando Arredondo Blandino, quien falleció ayer.

Santo Domingo.- “Te quiero mucho abuelo”, decía el papel blanco que escribió Elián, el nieto de Fernando Arredondo Blandino, que colocó sobre su ataúd. Como toda su familia, lo adoraba, anoche las lágrimas no dejaban de fluir sobre las mejillas de los parientes del empresario cuya vida física se apagó a los 65 años de edad. Sus honras fúnebres se realizan en la Funeraria, donde tanta vocación de servicio mostró durante su vida. Hoy será sepultado a las cuatro de la tarde en el Cementerio de la avenida Máximo Gómez.

A Arredondo, definido por sus familiares como un deportista hasta el último hálito de su vida, que practicó el Polo, la cacería y las carreras de velocidad, le sobreviven su esposa Marianela Santana, sus hijos Virginia, María Fernanda, Jesús, Fernando, Meinkon y su nieto Elián. Frente al ataúd estaban sus ajuares de prácticas deportivas, que tantos aportes hicieron en su batalla contra el cáncer, que venció contra todo vaticinio hasta su hora final.

De Arredondo sus familiares dijeron que era un amigo de los amigos que sabía estar a disposición de esa amistad sin que mediara ningún tipo de interés de su parte. Supo tomar el negocio de sus predecesores en la Funeraria Blandino desde principios de la década de los ochenta y se integró a sus funciones, donde, según estimaron, hizo un trabajo de dedicación, empeñado en la vocación de servicio.

El fenecido supo lidiar con el cáncer y, según las versiones que se ofrecieron anoche, cuando los médicos le dieron el diagnóstico de que padecía la patología, se encerró en sí mismo y decidió que nunca perdería esa batalla.

Estuvo varios días ingresado en un centro médico privado, donde especialistas trataron de librar la última lucha que terminó fi nalmente venciéndolo.

La sala E de la Funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln estuvo abarrotada de gente que acudía a dar el pésame a familiares.

Anoche, muchos de sus amigos y allegados estaban allí vestidos con sus ajuares de equipo y con los atuendos con los que regularmente se exhibía en las veladas. Era un deportista consumado que gustaba de vivir la emoción hasta el último momento, según las expresiones de condolencia.

La noticia de su deceso circuló desde temprano en la mañana, lo que estimuló la tristeza y la congoja de quienes lo conocieron y que en sus últimos días, estuvieron a su lado comopartiendo y solidarizándose con sus seres queridos.

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