lunes, 18 de abril de 2011

¿Cuándo y cómo debemos conversar con las niñas sobre su primera menstruación?


Expresiones como: “La regla”, “la vecina”, “la luna”, “la cuestión”, “la mujer aquella”, de manera común se utilizan en algunas provincias de nuestro país y en algunas partes del mundo para referirse a la menstruación; el tema aún se maneja como si fuera un misterio. Este velo de misterio ha traído consigo las conjeturas y mitos que las niñas escuchan de las mayores como: “No te puedes lavar el pelo”, “No debes andar descalza”, “No debes cortar carne”, “No debes comer limones o frutas ácidas” porque, supuestamente, esas actividades provocan más dolor. Estas ideas lo que hacen es generar terror, en muchas ocasiones, sobre un evento tan natural como lo es pasar de niña a mujer.

En muchos casos, para los familiares de la jovencita, la menstruación no consiste solo en tener el período, ya que lo perciben como un indicador de que una “señorita” puede embarazarse, lo que convierte el hecho en una situación de tensión social y familiar para sus salidas y manejo con amigos.

Arbol Rosado¿Cómo puedo saber cuándo le llegará la menstruación?

Probablemente usted será testigo de algunos cambios en el cuerpo de su hija que indican que se está acercando la primera menstruación. Se ha determinado que aproximadamente dos años y medio después del inicio del desarrollo mamario (crecimiento de las mamas), llega la primera menstruación. La mayoría de las niñas entran en una fase de rápido crecimiento: aumentan de estatura, su cuerpo se vuelve más curvilíneo y les crecen los pies.

Antes de hablar con su hija sobre la menstruación, es importante que usted tenga muy claro en qué consiste exactamente el proceso.

A principios del siglo XX, la menarquia (término médico que se utiliza para referirse al primer período menstrual) tenía lugar entre los catorce y quince años de edad. En cambio, hoy en día, por diversas razones incluyendo una mejor nutrición, las niñas empiezan a menstruar entre los diez y los dieciséis años.

Vaso con agua y sangreDesde los 9 años, a los niños/as les dan charlas en el colegio sobre la parte biológica del ciclo menstrual en la materia de ciencias naturales. Sí usted ha sido abierta/o sobre el desarrollo del cuerpo, su hija e hijo se sentirán más cómodos para hablar con usted sobre el tema. Recomiendo que inicie conversaciones breves con su hija y con su hijo, si tiene de ambos sexos (ellos pueden beneficiarse de comprender los cambios que experimentarán también), sobre cómo funciona el cuerpo humano desde pequeños, ya que la formación sexual debería ser un proceso continuo. Aproveche situaciones como el nacimiento de un bebé para conversar y estar disponible para responder a cuestionamientos que no estén en los libros.

La actitud que adoptemos como padres siempre es un tema muy importante que debemos tomar en cuenta para la educación sexual de nuestros hijos. La menstruación es parte de la sexualidad, pues el desarrollo de una niña que se transforma en una mujer con senos, curvas y vellos, también incluye los cambios hormonales que se reflejan en variaciones de humor bruscos. La manera que la joven vea que su madre maneja la menstruación afectará directamente la forma en que ella responda a la misma.

La madre o padre que vea los cambios anatómicos y, en muchas ocasiones emocionales, en su hija puede aprovechar una salida al supermercado para conversar sobre las opciones que existen para la higiene íntima y las toallas sanitarias para su menstruación. Las niñas podrían expresar sentir vergüenza y usted tendría la oportunidad de conversar sobre lo natural que es pasar esta etapa y comenzar a disfrutar de la misma.

Una madre que se queje constantemente generará tensión ante el acontecimiento de la menstruación y le transmitirá a su hija la idea de estar siendo castigada todos los meses. Ahora bien, una madre que comente que siente pesadez en su bajo vientre o los senos sensibles, pero que muestra buen ánimo, le demostrará a su hija cuáles son las señales que ella podría esperar cuando se acerque su primera menstruación. La actitud de la madre marcará, más que las palabras, los ojos con que la niña vea la realidad de convertirse en mujer.

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