El ex vicegobernador de Maryland asume la presidencia de un Partido Republicano en crisis, en momentos en que sus miembros buscan repuntar tras derrotas consecutivas en elecciones nacionales que le dieron a los demócratas la Casa Blanca y el control del Congreso.
"Como un pequeño niño que creció en esta ciudad, esto es sorprendente", dijo Steele, el candidato más moderado entre los contendientes y considerado un externo porque no es miembro del comité.
En un breve discurso de aceptación, el nuevo presidente del partido habló en tono conciliador.
"Vamos a decirle tanto a amigos como a enemigos: queremos que sean parte de nosotros, queremos que estén con nosotros, y para los que deseen obstruir, prepárense para ser superados", afirmó.
Steele recibió 91 votos de un total de 168 en la sexta ronda. Una mayoría simple de 85 votos era necesaria para ganar el cargo, pero se requirió de las seis rondas para que Steele se impusiera.
A medida que fueron realizándose las diferentes rondas de votación, fue quedando claro que el panorama no era halagador para el presidente Mike Duncan, quien fue obteniendo cada vez menos votos.
También contendieron en las elecciones internas el presidente del partido en Carolina del Sur, Katon Dawson; el líder de los republicanos en Michigan, Saul Anuzis, y el ex secretario de Estado de Ohio, Ken Blackwell.
Los votos del Comité Nacional Republicano fueron indicando que los miembros deseaban una nueva dirección, en lugar de un líder vinculado con el impopular ex presidente George W. Bush.
Luego que se leyeron los tres primeros conteos, los cinco candidatos se apresuraron a tratar de convencer a miembros individuales del comité a que les apoyaran. Pese a las derrotas electorales, Duncan y sus partidarios argumentaban que el líder debía ser reelegido debido a su experiencia.
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