A Yomaira del Rosario, reportera de “Informativos Teleantillas” para el Norte, le gusta andar, aunque sean bajitos, en tacos. Competidora de lauros en el corre corre de la profesión que el bardo colombiano Gabriel García Marquéz bautizó como la más hermosa del mundo, le diagnosticaron un desgarre en el disco L4-L5, además de una leve desviación de la columna. Al veredicto le siguieron meses de terapias físicas y medicamentos, porque le era imposible mantenerse en pie.
A Wellington Díaz, nativo de Constanza y reportero del periódico Hoy en el Cibao, el insomnio es un “cuco” que, junto al dolor estomacal, atenta contra el buen humor del joven periodista. Recientemente le atendieron por problemas de hemorroides por desorden alimentario, estrés y fatiga.
José Adriano Rodríguez, reportero de CDN Canal 37 en Santiago, también es un eterno sufrido de los traumas gastrointestinales por no comer “a su hora”, fruto de la prisa y la alimentación muchas veces nada adecuada.
Definitivamente el periodismo es la profesión de la gastritis, la fatiga, el estrés y sus temibles consecuencias. Al ser la carrera del ‘vete allí’, ‘ven acá’, ‘redacta’, ‘dame un corte de aquello’, ‘vamos en vivo’, ‘listo para transmitir’, entre otros estribillos del día a día, somete a niveles de agobio y presión con repercusiones graves para la salud. Esto sin contar la carga emocional de la carrera que brega con dolor, nostalgia, tragedia, alegrías, conflictos, injusticia, abuso de poder, todo en un mismo saco y casi a la misma vez. Mas información
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