El caco, le robó las prótesis cuando la mujer dejó los aparatos en el baúl de su vehículo. “Siempre le he dicho a Dios que porqué esto me ocurrió a mi y nunca debió haberme pasado, pero como creo en los milagros, mantengo la esperanza”, dijo Mullings.
Señala que Dios le dio una segunda oportunidad al dejarla sobrevivir al aparatoso accidente. “Sólo he perdido las piernas y los brazos, pero no mi alma ni mi corazón”, añadió. La infección se le desarrolló luego que en el necrocomio le dieron analgésicos para los riñones, pero en vez de curarse, la situación se le complicó al punto de que sus piernas y brazos tuvieron que ser amputados.
El 14 de septiembre del 2008, Mullings, cayó estado comatoso y estuvo en situación crítica durante dos semanas. A pesar de las quejas, un portavoz del hospital dijo que la mujer fue adecuadamente evaluada y atendida por los médicos. Tiene tres hijos y un novio y está bajo recuperación en el Instituto Rusk.
Vive en silla de ruedas en un apartamento de tres dormitorios en la parte Este de la ciudad. Las prótesis fueron hechas con acero de titanio y ella dice que prefiere caminar sobre las varillas metálicas y no estar en la silla.
En octubre, se le harán manos robóticas, cuyo valor se estima en más de $70 mil dólares, un costo mucho más alto que el que tenían las que el ladrón se llevó. Pero, haciendo un extraordinario y ejemplar esfuerzo, usando los muñones que parten desde sus hombros, se maquilla y recoge los utensilios de la cocina.
Su abogado Sanford Rubenstein dice que ella sigue siendo un gran ejemplo y modelo a seguir para aquellos que han sufrido pérdidas catastróficas físicas. El jurista ha interpuesto una demanda contra el hospital y la municipalidad, alegando que Mullings, se quedó sin extremidades y visión por negligencia médica.
Se siente frustrada y deprimida a veces. Toma psicoterapia y anti depresivos. Y aunque frecuentemente siente que no es nadie, es feliz, cuando su novio la abraza y la besa como antes, diciéndole que es muy hermosa.
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