Puerto Príncipe, 12 abr (PL) La visita de la popular cantante colombiana Shakira a esta capital causó más revuelo en la prensa internacional que los tres meses que cumple hoy Haití en medio de una situación de catástrofe. La cantante llegó a Puerto Príncipe en un vuelo privado y fue directo al sitio donde la fundación Pies Descalzos, la cual dirige, levantará una escuela para los niños damnificados por el sismo de enero pasado.
Luego se fue hasta el campo de golf de Petionville -otro lugar que sonó mucho en los últimos días- y se reunió con el afamado actor estadounidense Sean Penn, quien se encuentra acá desde poco después del movimiento telúrico.La visita de la colombiana, su campaña a favor de movilizar fondo para el país caribeño, y la edificación de la escuela son gestos encomiables, pero muchos medios de prensa lo tomaron como si se hubieran resuelto, de golpe y porrazo, los grandes problemas del país.
Y en Haití no solo persisten los daños del terremoto, sino otros mucho más antiguos, originados por siglos de explotación y saqueo, tal vez como pago por haber sido el pionero en liberarse del dominio colonial europeo.
El centro escolar de Shakira será noticia alguna otra vez, lo mismo que el concierto que preparan otras estrellas de la música en República Dominicana, pero en esta capital se vive una situación apremiante y la gran prensa apenas se hace eco de ella.
Cierto que miles de personas recibieron tiendas de campaña, pero esos abrigos suelen ser demasiado frágiles ante la furia de los elementos que suelen azotar al país caribeño durante cada temporada de lluvias o de huracanes.
Las casas de campaña pueden protegerlos del aire o del sol, pero nada pueden ante las riadas que muchas veces se originan en las montañas tras aguaceros torrenciales y arrasan con todo a su paso.
Y menos pueden soportar la furia de los devastadores huracanes del Caribe, cuya temporada comienza en poco más de seis semanas.
Vale el gesto de Shakira, pero la urgencia no pasa por la escuela que edificará la fundación de la estrella colombiana, sino por buscarle un techo a la mayoría de esas personas que apenas tienen un refugio en el suelo para dormir.
Desde el sábado, el Gobierno inició el traslado de los campamentos -o de parte de ellos- a lugares más seguros, pero eso puede demorar meses, algunos creen que años.
Y la situación sanitaria en los mismos es tan compleja que unos días de lluvia podrían degenerar en una nueva catástrofe, por las facilidades para la proliferación de enfermedades.
Muchos de los medios de prensa que persiguieron a la cantante colombiana por esta capital, tal vez nunca entraron a Champ de Mars, un campamento en la plaza de igual nombre, en la cual cientos de personas viven unas sobre otras, algunas hasta en la base de la estatua de Tounssaint Louverture.
Todos los gestos por Haití tienen su valor, pero la visita de las estrellas de la música y el arte es solo eso, una luz fugaz, porque enfrentar el reto diario merece más atención y esfuerzos.
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