miércoles, 29 de abril de 2009

Estructura de un virus gigantesco

Es un microorganismo bastante inusual. Su tamaño gigantesco (la mitad de un micrometro) lo hace diez veces más grande que el virus que causa la gripe común y es posible mirarlo en un microscopio regular.

Por el momento se conocía que el mimivirus afecta a las amebas, sin embargo, un nuevo experimento publicado en “Biología PLos” ha determinado la estructura clave del extraño organismo lo que permitirá el estudio, no sólo de enfermedades virales, sino también iluminarnos sobre la evolución sobre el planeta de las mas simples formas de vida.

Pero el mimivirus continúa siendo un elemento misterioso. Lo que ocurre es que el particular microorganismo no se comporta como un virus.

“Cuando pensamos en las células imaginamos un elemento vivo, sin embargo, con los virus no nos ocurre lo mismo ya que éstos necesitan de los organismos huéspedes para completar su ciclo de vida. Pero con el mimivirus no es así porque se encuentra entre el virus y la célula como un elemento intermedio”, explicó Michael Rossman, de la Universidad de Purdue.

Rossman, junto a científicos de la Universidad de Marsella en Francia y la Universidad de California en Irvine, se ha dedicado a estudiar el gigantesco microorganismo. “Es un virus que llega para redefinir lo que es un virus”, dijo.

Los científicos piensan que este virus no sólo puede infectar amebas sino que podría convertirse en un patógeno para los humanos ya que se han encontrado anticuerpos del mimivirus en pacientes con neumonía.

No obstante, detalles claves sobre el virus se han mantenido ocultas a la ciencia.

Eso es, por supuesto, hasta que una nueva tecnología llega a revelarnos otro secreto.

“Hemos determinado el diseño básico de la corteza externa del virus. también conocida como cápsida o cápside. Además, hemos obtenido la estructura de cientos de miles de unidades más pequeñas llamadas capsómeros, que son los que conforman esta corteza”, dijo.

Pero la buena noticia es el descubrimiento de un vértice especial, como una pequeña apertura en la cápsida, desde donde el material genético abandona el virus para infectar al huésped.

Una hendidura en el material genético del virus está ubicado en el lado opuesto de esta apertura.

“Conocer mejor el mimivirus nos ayudará también a comprender la evolución de los elementos más simples sobre el planeta, como las células, las bacterias y los virus”, explicó Siyiang Sun, investigador asociado de Rossman.

Con microscopio atómico

Mediante el uso de un poderoso microscopio atómico, los investigadores descubrieron un virus con agujeros por doquier, espaciados por toda su superficie.

“Las cápsidas de los demás virus grandes pseudoicosaedros no poseen estos hoyos y aún no sabemos para qué los usa el mimivirus.

Gracias al microscopio de crioelectrones hemos podido determinar los detalles estructurales lo que permitió que el reensamblado se transformase de imágenes de dos a tres dimensiones.

Esto facilitó el análisis de todos sus componentes”, expresó Rossman. “Hemos completado el diseño de sus lados, el techo del virus y otros elementos”.

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