lunes, 14 de septiembre de 2009

“Me salvé por un milagro”

Contar, con firmeza y fortaleza, cómo se ha sobrevivido al cáncer, las vicisitudes experimentadas en cuanto a los torturantes tratamientos que conlleva la temible enfermedad, no es fácil para una persona.

Se requiere de una gran personalidad, entereza y fe espiritual. Todo esto fue lo que percibimos al conversar con Rosa Natalia Miniño de González, Rosita para sus amigos, quien valientemente nos contó su historia, no muy agradable en principio, pero que ella asegura la ha hecho ser una persona más fuerte y con una nueva visión de la vida. Cuando abordamos a Rosita con la intención de recoger su experiencia como sobreviviente de cáncer fue imposible que ocultara la humedad en sus ojos negros saltones. Pero al entrar de lleno en la conversación cambió su semblante y fue aleccionador escuchar cómo lo enfrentó.

Pese a que se realizaba sus chequeos rutinarios todos los años, en marzo del año pasado al hacerse una mamografía le diagnosticaron una especie de quiste y, cuando hicieron la biopsia, encontraron que había un pre cáncer.

Contrario a lo que haría cualquier otra persona, derrumbarse anímicamente o llorar, de inmediato buscó la opinión de otro médico.

Primer diagnóstico

“Según los resultados mis valores tumorales estaban disparados, yo presentaba cáncer en diferentes órganos: páncreas, mama y colon; entonces me sometí a un procedimiento de resonancia magnética y salió otra cosita. Después de este tratamiento, entiendo que esa noche Dios me hizo un milagro, porque prendí la televisión y precisamente estaban dando un programa sobre cáncer de mama que entendí que era un mensaje directo”.

Decisión y valentía

Cuenta Rosita Miniño que cuando acudió de nuevo al médico le sugirió al doctor que le hiciera una operación preventiva en el seno donde le salió el pre cáncer, para que sacara todo el tejido y lo sustituyera por implantes, para evitar tener que estar tratando quistes constantemente, porque era esa la consecuencia, en vista de que sus valores tumorales estaban disparados.

“Esta visita al médico fue lunes, entonces fijamos la operación para el próximo jueves, ni mi familia ni mis amigos estaban de acuerdo con esa decisión que había tomado, porque según el diagnóstico yo no tenía cáncer propiamente dicho, sino que había un quistecito en grado cero, pero que sí podía desencadenar en un cáncer grave. Yo nunca tuve ningún temor”.

“Entonces, en contra de todos me sometí a la operación que supuestamente duraría unas tres horas, pero que por la magnitud del hallazgo de la malignidad del cáncer se extendió a diez horas y media. Cuando los médicos abrieron me encontraron un cáncer masivo con metástasis en ganglios, todo lo contrario a lo resultados del diagnóstico. El cáncer que yo arrojé en esa intervención no salió ni en exámenes, ni en mamografía ni en tacto de ganglios. Es por eso que digo que el milagro lo hizo el Señor cuando se manifestó a través de esos médicos que estaban en el programa”.

Actitud ante la enfermedad

Entiende Rosita Miniño que las enfermedades no son cosas de Dios, sino del Enemigo, “por eso la rechacé inmediatamente y consideré que era una guerra a la que tenía que enfrentarme, por eso me dije: Dios no quiere que yo esté enferma, y me enfrenté a pelear con ella”

Zoom

Su tratamiento

Se sometió a un proceso de ocho quimioterapias y treinta radioterapia; antes de que se le cayera el cabello ella misma le pidió a su peluquera que se lo quitaran al ras del cráneo. Tras este proceso, ya exhibe un pelo propio muy saludable y hermoso, y los resultados de los constantes análisis que se ha realizado han dado negativo, es decir, que está curada.

“Si viene cualquier otro problema estoy preparada para rechazarlo, porque el Enemigo tienta y cada vez que una sale vencedor él trata, pero conmigo no va a poder”.

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