Innovadores. El ingeniero Juan Francisco Nova dirige la parte operativa de la fábrica ubicada en el vertedero del municipio de Juan de Herrera. |
Las lombrices han cambiado el perfil económico del municipio de Juan de Herrera, en la provincia San Juan de la Maguana. Un proyecto que comenzó a finales del año 2004 como una iniciativa propuesta por el Instituto de Investigación y Desarrollo Dominicana Inc., en alianza con el Ayuntamiento de Juan de Herrera y avalado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), ha dado tan buenos resultados que fue seleccionado por la embajada estadounidense como un proyecto modelo en la región Sur.
La fábrica de Abono Orgánico de Juan de Herrera utiliza el humus de lombrices para crear un abono limpio y de mucha calidad.Como el proyecto necesitaba de una institución que avalara los productores para acceder a los fondos internacionales, la USAID y el ayuntamiento de Juan de Herrera, que preside el comunicador José Alcántara, hicieron de la fábrica una fundación sin fines de lucro que recibió el visto bueno mediante la resolución No. 59-2008 del 6 de febrero de 2008.
Mucho por poco
El costo del proyecto ronda los dos millones de pesos y la infraestructura es minima: un galpón de 43.98 metros de largo por 7.38 metros de ancho y una área de producción compuesta por nueve piletas de 7.30 metros de largo por 1.30 metros de ancho y 0.58 metros de alto, más un reservorio para captar las aguas del drenaje, del que resulta un abono líquido de excelentes propiedades.Para iniciar el proyecto, la Fábrica de Abono Orgánico compró 260 mil lombrices californianas, que ya se producen en el país. Se trata de lombrices pequeñas expertas en triturar la basura y convertirla en desecho orgánico, pero no les gusta el calor, y por eso las canaletas deben mojarse varias veces al día.
En la planta pueden producirse 360 quintales de humus de lombriz en cada ciclo y alrededor de 100 quintales de humus mensualmente si la demanda lo requiere.
¿Cómo se hace? Los desechos se clasifican, se pican con una picadora mecánica y se organizan en canteros llamados composteras, que no son más que montones de diversos materiales organizados en capas (desechos orgánicos triturado, estiércol, ceniza) hasta formar un montículo de aproximadamente 50 centímetros. A esta compostera se le aplica agua regularmente y al cabo de dos o tres semanas, luego de haber avanzado el proceso de descomposición, este material se echa a las lombrices. “Por lo general no se echa material fresco a las lombrices porque éste, al calentarse, las mata”, explican los técnicos de la fábrica.
Una vez la basura procesada hace contacto con las lombrices, en 45 días hay abono disponible: sólido y líquido, todo un proceso que atrae regularmente a estudiantes de escuelas locales y agricultores, y donde los estudiantes universitarios de agronomía tienen un espacio para hacer sus prácticas.
El resto de la basura se clasifica y va al vertedero común, donde se realiza un proceso de reciclaje tan efectivo que el lugar luce limpio, sin moscas y malos olores, lo que contribuye con el medio ambiente y la salud de los moradores del municipio.
La fábrica vende los sacos de abono de 100 libras a 300 pesos y el galón de abono líquido a 100 pesos. El precio, para lo que vale el producto, es muy bajo, aún de introducción, considera Alcántara. Se estima que las ventas para el próximo año alcanzarán los 4 mil quintales, una cifra razonable que, de acuerdo al síndico, supera todas las expectativas pero que es viable alcanzar.
Este abono puede ser utilizado en cualquier cultivo y no causa daño aún cuando se apliquen dosis elevadas. Es excelente para plantas ornamentales y no es tóxico, por lo que no afecta la salud. Con los ingresos de la fábrica de abono se benefician los grupos de base, los centros de madres, el instituto que presentó el proyecto y el ayuntamiento municipal de Juan de Herrera. El 60% de las ganancias se utiliza en el manejo administrativo de la fundación.En general, directamente se benefician unas 14 familias e indirectamente cerca de 300 agricultores que abaratan sus costos usando estos productos.
REQUIEREN AYUDA Y EQUIPO DE TRANSPORTE
Actualmente el abono se utiliza para fertilizar cultivos de arroz, habichuelas y plantas ornamentales. “Nuestros planes es que podamos surtir a las cadenas hoteleras para sus jardineras, porque este abono líquido es muy rico en vitaminas y le da verdor a las plantas”, explica José Alcáncara.Como muestra señala el bulevar de entrada al municipio, que de un canal baldío pasó en poco tiempo a una atractiva área pública. En la fábrica también funcionan dos pequeños invernaderos que sirven para mostrar al público la efectividad del abono en las hortalizas.
Para ampliar el proyecto necesitan equipos, para trasladar la basura y para clasificarlas en los vertederos.
“Eso generaría empleo”, dice Alcántara. De hecho, señala, en el municipio de Juan Herrera hay siete empleados que no dependen del ayuntamiento, sino que son empleados directos de la fundación.
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