Pandillas de jóvenes armados con palos y piedras montaron barricadas en las calles con neumáticos en llamas.
Turbas saqueaban las tiendas, depósitos de mercadería y oficinas del gobierno, y se escuchaban disparos tanto en los barrios pobres como en las áreas suntuosas.
Los negocios cerraron y pocos automóviles circulaban por las calles. La policía y las fuerzas de paz de las Naciones Unidas realizaban patrullas en camionetas pero no lograban controlar la ciudad. Mas
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