Una “piedra” de ámbar gigantesca, probablemente la más grande encontrada hasta el momento, está en poder de Ramón Valerio Méndez, que la halló en excavaciones recientes en esa fragmentada cordillera.
El es de las pocas personas que se ocupa de extraer ámbar en Palo Quemado, poblado que sufrió serios derrumbes que obligaron a sus cientos de residentes a abandonar las casas en las que vivieron incluso sus abuelos.
Baste decir que ese ámbar tiene el tamaño de un niño normal al nacer y siete libras y media de peso.
Por lo regular, esos fósiles, producto de la resina de árboles gigantescos que poblaron en la Prehistoria estos montes, cuando la isla apenas surgía, hará 40 millones de años, no pasan de unos cuantos centímetros de grosor y pesan varios kilogramos.
Valerio Méndez, que ha tomado sus medidas precautorias a fin de no perder el “tesoro” por vía del hurto, cree que el objeto petrificado podría tener fósiles valiosos.
Ha habido otros de gran tamaño pero este parece rebasarlos todos en peso y dimensiones.
Pero esto se podrá constatar cuando él proceda a pulirlo, cuestión delicada que aún no ha iniciado.
Sin embargo, despejó de restos de roca adherida a su “piedra” para fines de demostrar la integridad de su hallazgo, posibilitado por los derrumbes, que casi siempre han ocurrido en la cordillera Septentrional.
Valerio Méndez tiene un taller en esta ciudad desde 1969 y es pionero en esa actividad.
Palo Quemado se encuentra a siete kilómetros al norte, justo al terminar la comunidad de Gurabo, en la carretera Luperón, camino a Puerto Plata.
En ciertas “piedras” de ámbar muy valiosas y reclamadas por la ciencia debido al estado de conservación en que quedan (y que dieron pie y motivación a la película Jurasic Park) se han hallado desde mariposas hasta hormigas, escorpiones o alacranes, abejas y otros insectos, momificados).
Buscar esta resina no es tan elemental como parece: tiene riesgos.
El ámbar es extraído de minas de escaso rendimiento, localizadas en las laderas de montes de difícil acceso, que tienden a ser estremecidos por temblores de tierra.
No hay protección en los socavones y cada quien entra a ellos bajo su riesgo personal. Aunque las minas son por ley propiedad del Estado en este caso los gobiernos, dada la escasa factibilidad comercial a gran escala del ámbar, ha permitido que los residentes en sus proximidades las exploten sin mayores inconvenientes.
Las minas principales están en la localidad de Palo Alto, próximo a Cuesta de Piedra, y en La Toca, más hacia el Este.
Algunos aventureros extranjeros han tratado de incursionar en el negocio pero no han tenido éxito.
Valerio Méndez reveló que en lo que tiene trabajando lo han visitado incluso secretarios de Estado para enterarse de la actividad minera.
Hay un tipo de ámbar, de color azul, muy valioso pero escasísimo, que tiene a estos escenarios exclusivos por lecho.
0 comentarios:
Publicar un comentario