Anselmo del Rosario Caminero, secretario general, y Alejandro Asensio, tesorero, advirtieron que el público que acude a enterrar sus muertos es estafado por supuestos albañiles que le toman su dinero para construir tumbas y desaparecen saltando la verja perimetral.
Una práctica usual de los dolientes es disponer que los ataúdes, de madera o de metal, sean rotos por sus laterales y tapa a fin de impedir que los mismos sean robados por los delincuentes.
Es una práctica muy dolorosa al momento de depositar los restos mortales de un pariente en su última morada y que se realiza picoteando el ataúd en presencia de los dolientes.
Los dirigentes del Sindicato de Trabajadores de la Construcción del Cementerio Cristo Redentor indican que la medida la toman los dolientes atemorizados por la operación de bandas de saqueadores.
“No recomendamos hacer eso, pero es una exigencia de muchos dolientes. Nos preocupa que esto se origina en la falta de seguridad” afirmaron Anselmo del Rosario y Claudio Rafael Polanco, dirigentes del gremio.
Los dirigentes del gremio indicaron que la dotación de policías municipales (que no sobrepasa los seis efectivos, según ellos) no es suficiente para tener control de los robos, saqueos y destrucción a que están sometidos los nichos, los cuales tampoco enfrentan a “albañiles” que le ofrecen servicio de abrir los hoyos y construir las tumbas a los dolientes, por lo que se han producido numerosos engaños.
“Se están robando las argollas, los materiales de construcción, rompen las tapas de las tumbas, se llevan las letras de metal que identifican algunos nichos. El robo de materiales más reciente fue de siete quintales de varillas que estaban dispuestas para tirar un plato de un nicho”, apuntaron.
Dijeron que producto de la delincuencia, que no respeta ni los camposantos, familiares de fallecidos destruyen parte de los ataúdes al momento del enterramiento, para evitar que los ladrones desentierren los difuntos para tomar la caja y revenderla.
“El lugar al que se llevan los restos mortales de quienes han muerto debería estar al margen de la delincuencia generalizada que sacude la sociedad. Aquí hace falta vigilancia porque el personal no es suficiente. No nos quejamos del Ayuntamiento, el cual hace esfuerzos por la modernización del servicio, pero hay que revisar urgentemente los robos, saqueos y la suplantación de nuestras funciones que se traduce en estafas al público”, dijo Anselmo del Rosario.
Los dos dirigentes constructores mostraron una serie de tumbas a las que se les han robado las puertas de hierro, argollas, tapas, cruces, varillas y otros efectos, para lo cual los ladrones rompen las puertas de hierro y destruyen los nichos de concreto.
Rosario Caminero y Asensio indicaron que ese sindicato, que integra a unos cien albañiles, está reconocido por la Secretaría de Trabajo y tiene a sus miembros uniformados con camisetas azules y color crema para ser identificados y cuenta con una oficina en la cual se expiden los recibos sobre los honorarios que se pagan por servicios.
“Deseamos que el alcalde Roberto Salcedo refuerce la vigilancia física de este camposanto, que se prohíba la operación de supuestos albañiles que estafan al público, además de que se regule la venta de frutas por parte de venduteras que incluso insisten en ofrecer guineos y piñas a personas dolientes al momento de enterrar sus parientes”, indicaron.
“Hemos colocado letreros de advertencia a los usuarios para que apelen a los constructores uniformados y no se dejen engañar, pese a lo cual en medio del dolor que implica una pérdida de un pariente, no siempre atinan a contratar el personal autorizado y que ofrece garantía del servicio”, apunta Asensio.
Recordaron que el sindicato fue fundado en 1984 por iniciativa de Claudio Rafael Polanco, con la finalidad de dar fortaleza institucional al servicio de construcción de tumbas, nichos y apertura de hoyos y actualmente agrupa unos 100 constructores que ofrecen un servicio supervisado por las autoridades.
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