Luego de casi tres décadas de espera, los dominicanos volvieron a disfrutar de la música del virtuoso guitarrista Carlos Santana en el mismo anfiteatro que éste, junto a Frank Sinatra, inauguró hace 27 años y a diferencia de la aquella ocasión, esta vez el cielo lució con todo su esplendor y encanto, teniendo en su centro a la mismísima Luna.
A la nueve en punto Santana apareció desde el fondo del escenario silencioso y discreto, vestido de blanco, con su inseparable sombrero, su clásica guitarra Paul Reed Smith, y lentes oscuros. Al fondo una pantalla gigante proyectaba imágenes de su memorable concierto en el Festival Woodstock, en 1969; con un anfiteatro totalmente abarrotado de espectadores de todas las generaciones, así comenzó todo.Tras casi media hora de concierto tomó la palabra “Buenas noches, hoy hay amor y unión, la primera vez había conflicto”, refiriéndose a la suspensión por lluvia de su concierto en 1982. “En este mundo hay dos cosas: amor y miedo”, a lo que continúo “Nada pasa a menos que las mujeres estén contentas”, para entonces tomar la guitarra electroacústica e interpretar “María, María”, el público grita, canta y baila sin parar.
Algunos de los temas que deleitaron al público fueron “África Bamba” “Life is for Living”, “No One to Depend”, la dulzura taciturna de “Samba pa’ ti”, “Dame tu amor”, la inolvidable “Black Magic Woman”, el sabor latino inmortal de “Oye como va” y “Smooth”, en donde invitó a tarima a varios niños presentes en el público.
Durante toda la noche Santana se paseó por todo el escenario, derrochando talento, magia, pasión y demostrando que a pesar de sus 61 años de edad todavía conserva su sonido propio, único y reconocible por cualquiera, mezclando el rock, el blues, y las raíces latinas de manera soberbia, con una gran banda compuesta por diez músicos, cada uno brillando con luz propia, entre los que se destacan el baterista Dennis Chambers, gran figura destacada en los círculos del jazz, y Chester Thompson en los teclados, otra figura respetada.El Santana de hoy es un músico más comercial, más cercano a la industria corporativa, muchos presentes extrañaron los maravillosos temas no interpretados que creó con la banda Santana, en una de sus etapas más creativa como músico tiempos en que era un rebelde asociado a la leyenda “sexo, drogas y rock & roll”.
A las 11: 35 de un modo pausado y repleto de espiritualidad de despidió dándole gracias a Dios y al público por su presencia, se hincó, despidió a sus músicos y se marchó dejando que el percusionista Karl Perazzo hiciera los últimos ritmos de la noche.A ritmo dominicano
La excelente contraparte estuvo a cargo Fernando Echevarria y la Familia Andre, quienes aparte de servir de teloneros del gran concierto, levantaron con su música los ánimos de sus compatriotas presentes quienes hora antes, vieron a su equipo nacional perder en el Mundial de Béisbol, frente al equipo de Holanda. Interpretaron con aceptación del todo el anfiteatro cinco temas , entre los que se destacan “Jaracandé”, “Trigueña”, “Caribe soy” y “Dónde éh que éh”, con el cual se despidieron, dejando al público con ganas de más.
DETALLES
Se quitó su sombrero dos veces, en una ocasión para, en broma, echarle aire al conguero Raúl Recow, mientras éste hacia un agotador solo; también para saludar al público del ala derecha del anfiteatro.
Se despidió falsamente del público a las 11: 18, para luego regresar a interpretar, entre otras, “Corazón espinado”, una copia mala, pero contagiosa, que hizo el grupo Maná de su celebre cancion “Guajira”.
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